La ciudad antigua de Jihlava es una de las ciudades más preciosas de la República Checa. Se encuentra entre colinas arboladas en el corazón del Altas Bohemio-Moravias en la frontera entre Bohemia y Moravia. Es la
ciudad minera más antigua en Bohemia. Su población actual es 53.000 habitantes.
En el final del siglo 12 se mencionó un pueblo eslavo en la colina sobre el río Jihlava con la Iglesia de San Juan Baptista. En 1238 se descubrieron depósitos grandes de plata cerca del pueblo. En 1240, el rey Wenceslao I compró el pueblo del monasterio de Tisnov para poder establecer una nueva ciudad colonial. Él invitó a los expertos mineros de Europa (especialmente de Baviera, Sajonia y Tirolia). La fiebre de plata trajo mineros, artesanos y comerciantes de toda la Europa. El pueblo era demasiado pequeńo y había que construir una ciudad nueva en la orilla opuesta del río. En el mismo tiempo se construyeron
tres edificios religiosos principales – la Iglesia de San Jacobo, el Monasterio de los Minoriítas y el Monasterio de los Dominicanos. Calles fueron construidas con regularidad y en el centro había una gran plaza – el plano no cambió hasta hoy. La ciudad estaba protegida por la fortificación. Hasta hoy han sobrevivido muchos cimientos y sótanos de la época gótica temprana
Después del gran terremoto e inundaciones en 1328 bajó la extracción de plata, y el comercio y la artesanía se hicieron más importantes – sobre todo la producción de textil.
Durante las guerras husitas, Jihlava estaba contra los Ultraquistas y escondía muchos tesoros monásticos. En 1436 en la Plaza de Jihlava se anunciaron las Compactas de Basilea que formalmente terminaron las guerras husitas.
El gran fuego en 1523 acabó con la época de la construcción medieval y la ciudad fue reconstruida en el estilo renacentista. La ciudad sufrió mucho durante la guerra de los treinta ańos, muchos edificios fueron destruidos y la ciudad se quedó sólo con un octavo de los habitantes. La recuperación duró más de 100 ańos. La ciudad fue reconstruida en el estilo barroco. El edificio más importante de esta época es la iglesia jesuita de San Ignacio con el colegio mayor y el instituto construidos en el final del siglo 17.
El centro histórico es una combinación única de la arquitectura gótica, renacentista y barroca.
Otra época de desarrollo vino durante el reinado de Maria Teresa. Durante esta época la ciudad creció mucho y salió de la fortificación y era un centro muy importante del textil.
En 1951, el centro fue declarado Monumento histórico y
213 edificios son monumentos protegidos. Entre los monumentos más interesantes pertenecen – el Ayuntamiento gótico, la plaza mayor, las catacumbas, la fortificación, las iglesias y el complejo jesuita.