Si cruza la frontera de la República Checa del oeste, sur, norte o este, siempre entra a una región de
tradiciones folclóricas diferentes. Es de moda mirar obras de arte, artefactos históricos, galerías de pintura y escultura, productos hechos artesanalmente y también música clásica, teatro y ballet sin disturbios externos. También se hizo popular mirar el folclore presentado en escenarios.
Normalmente una plataforma nos separa del escenario. Sin embargo, en Bohemia, Morava y Silesia podemos llegar a ser una parte del espectáculo. El residuo de las tradiciones folclóricas se ha quedado tan dentro, que los habitantes siguen viviendo con ellos. Su deber es sólo elegir la región correcta en el tiempo correcto, porque el folclor está vivo en la República Checa y su posición en el contexto europeo es única.
Tiene que salir de las autopistas y las carreteras principales y entrar a los centros de los pueblos. También necesita buena suerte para elegir el sitio y el tiempo correcto cuando el pueblo vive su única vida.
La experiencia viva de la representación espontánea del folclore, de la cual el espectador puede fácilmente llegar a ser la clave de entender la creatividad del folclore. Los festivales o los diferentes museos ofrecen la vista global del arte folclórico. Las grabaciones de los
mejores grupos y cantantes se venden en cintas o compactos. Estos grupos tienen una larga tradición en la historia del folclor checo, moravo y silesiano. Sin embargo, el folclor tiene que ser disfrutado como complejo de la música, canciones, coreografía, la mente abierta y el contacto de los ojos con interpretes.
El festival folclórico en Straznice es el más famoso y más grande de la República Checa. Se celebra cada junio.